John Williams
Domicilio: United States of America
Sitio para fans: www.jwfan.com
Biografía: (Actualizado 2011-11-01)

John Towner Williams constituye un auténtico símbolo de la música de cine, siendo uno de sus máximos exponentes históricos. Es además el referente de muchos jóvenes talentos, y es que probablemente nunca nadie haya logrado tanto éxito entre los aficionados al mismo tiempo que un profundo respeto y admiración por parte de la crítica especializada y profesionales de ese selectivo mundo de las bandas sonoras. Hasta el resto de los grandes no escatiman elogios hacia su trabajo. En cierta ocasión John Barry dijo de él: No creo que haya escrito nunca una mala partitura. Muchos otros piensan lo mismo de él, y es decir mucho si tenemos en cuenta que ha publicado algún que otro centenar de discos. Rara vez premisas como calidad y cantidad han caminado tan bien cogidas de la mano.

Pero hablar de Williams no significa sólo referirse a un extraordinario legado de calidad y cantidad, sino también de creatividad. John creó su estilo propio, con evidentes influencias como es lógico e inevitable, pero aportando su propio carácter. Un sello inconfundible que le convirtió en el máximo responsable (junto con Goldsmith y Delerue) del renacimiento del sinfonismo en la música de cine, en el resurgir de las maravillosas bandas sonoras de las películas de los grandes estudios de los años 40 y 50.

Éste es el motivo por el que es considerado por muchos expertos como el verdadero padre de la banda sonora moderna, y de hecho muchas de sus partituras son estudiadas como paradigmas en las escuelas de música. Hoy día, la cantidad de autores que componen a “la Williams” es verdaderamente ingente. Eso sin contar que algunas de sus obras se han convertido en auténticos estandartes sociales que van mucho más allá de la mera cultura musical, como el es caso de Star Wars, Tiburón o Indiana Jones, por poner algunos ejemplos.


Y es que en mayor o menor medida todos conocemos su obra. Pero, ¿y del hombre?, ¿qué sabemos de John Williams?, ¿cómo es la persona que se halla bajo esas trepidantes partituras? Creo que merece la pena realizar el pequeño esfuerzo de profundizar un poco en su vida. He aquí algunos datos biográficos.

Hijo de Esther Towner y de padre homónimo a él, nació el 8 de febrero de 1932 en el barrio de Queens, Nueva York. Fue precisamente su padre quien le inculcó su amor por la música, ya que éste ejercía de baterista de jazz en el Raymond Scott Quintet. Muy pronto John mostró auténtica voracidad musical, aunque viéndose atraído por otro tipo de instrumentos más sutiles. En 1939, con tan sólo 7 años, ya sabía tocar el piano, al que luego se sumarían el clarinete, el trombón y la trompeta. Aún hoy, de todos modos, el piano sigue siendo su instrumento favorito, y en algunos de sus discos ha llegado a tomarse la licencia de tocarlo personalmente.

En 1948, a la edad de 16, la familia (con tres hijos además de Johnny) se traslada a Los Ángeles por motivos de trabajo, donde John padre encuentra colocación como percusionista en orquestas de estudios cinematográficos. Esto supone el primer contacto de Williams con el mundo de la música de cine. Por aquel tiempo se graduó en la North Hollywood High School y comenzó sus estudios de composición en la Universidad de California, obteniendo unas calificaciones realmente excelentes. Williams siempre fue un estudiante brillante, y hoy día luce un espectacular palmito que incluye 14 doctorados de composición en distintas universidades. Estos conocimientos no quedarían sin embargo en un plano meramente teórico. Muy al contrario, ya con 18 años compuso su primera obra: Sonata para piano.

Entre 1952-54 realizó el servicio militar, lo que también contribuiría a su formación musical. En un primer momento recibió el encargo de llevar a cabo algunos arreglos a antiguas marchas, pero ante la evidencia de su talento, pronto comenzó a dirigir bandas militares de las Fuerzas Aéreas y a componer partituras para el ejército. Su dominio en este campo quedaría patente en futuras bandas sonoras como La batalla de Midway, 1941, Salvar al soldado Ryan o Indiana Jones, de fuerte contenido marcial.

Tras su experiencia castrense se trasladó temporalmente a Nueva York (1955) para cursar nuevos estudios. En esta ocasión fue en la Juilliard School, prestigioso centro donde perfeccionó su piano, el cual por cierto le daría de comer por estas fechas, ya que actuaba como pianista de jazz de varios clubes nocturnos. Esta vertiente suya es igualmente reconocible con ulteriores trabajos como Atrápame si puedes o La terminal, entre otros.


Pero es en el segundo lustro de los 50 cuando Williams se vincula al mundo de la música de cine. A su regreso a Los Ángeles su padre se había hecho hueco en la plantilla permanente de la Columbia Pictures, lo que le abrió las puertas a este campo. En seguida él mismo pasó a formar parte de la mejor de todas las orquestas de los grandes estudios: la 20th Century Fox. Su director, el enorme Alfred Newman, se fijó muy pronto en él y se convirtió en pieza clave de su formación no ya como músico, sino como compositor. Comentar como curiosidad que en la versión original y primera de la famosa fanfarria de la Fox (de A. Newman) uno de los trombones que podemos escuchar era el de John Williams.

Éste redondeó sus estudios combinando el trabajo con clases particulares impartidas por prestigiosos maestros como Arthur Olaf Anderson o Mario Castelnuovo – Tedesco, terriblemente exigentes con la elección y aprendizaje de sus alumnos. Aprendió también analizando o colaborando (a veces de forma autodidacta, otras por contacto directo) en la música de los grandes de la escuela europea a los que tanto admiraba: Korngold, Steiner, Rozsa, Tiomkin y Waxman. Lista a la que habría que añadir su idolatrado neoyorquino, el genial Bernard Herrmann, de quien dijo aprender a “narrar musicalmente”. Todos ellos constituyeron un gran referente en el emergente estilo musical de Williams.

Para fines de los 50 ya había realizado bandas sonoras para cinco series de televisión, pero su debut para la gran pantalla fue en 1960, musicalizando dos películas: I passed for white y Because they’re young. Hasta entonces había estado compaginando la composición de bandas sonoras, música contemporánea, para bandas de música de baile y para grupos de jazz.

Desde 1960 sin embargo empezó a ser conocido en Hollywood al haber recibido buenas críticas con sus primeras obras. Fue de este modo especializándose en su actividad musical y durante los años 60 tuvo una intensa labor para el cine. Por entonces firmaba sus discos como Johnny Williams o John T. Williams, para no ser confundido con el famoso guitarrista o con el actor británico del mismo nombre.

Pero son los 70 los años de su consagración definitiva. Su música se enriquece, bebe de diversas fuentes y define su estilo propio. La crítica especializada considera que sus primeras obras verdaderamente maduras fueron Jane Eyre (1970), donde consagra su faceta para el drama, El violinista en el tejado (1971) dando vida a un musical (y su primer Oscar), y Los Cowboys (1972), con la que ya anticipa su fabulosa capacidad para el sinfonismo. Otras grandes obras de los primeros 70 fueron las compuestas para superproducciones como La aventura del Poseidón (72) y El coloso en llamas (74).

Fecha clave fue 1974, en la que conoce a un jovencísimo Steven Spielberg.

Era el inicio de la más emblemática colaboración entre director y compositor que dura ya más de 30 años y prosigue, firmando John con él algunos de sus mejores logros. Desde entonces, toda la música de las películas de Spielberg ha sido escrita por Williams con sólo dos excepciones: El color púrpura, para la que el director deseaba un autor de raíces africanas (Quincy Jones), y En los límites de la realidad, en la que participó Jerry Goldsmith, compositor de la serie del mismo nombre. Steven ha afirmado en más de una ocasión que para él John es el mejor compositor que jamás ha vivido, y se siente siempre tan satisfecho de su labor, que en ocasiones ha hecho importantes modificaciones en sus películas para dar rienda suelta a su música. El caso más significativo es el de E.T. (su cuarto Oscar, 1982), cuyo final cambió para dar cabida a esa maravillosa sinfonía musical que es Adventure on Heart. Después de tanto tiempo, entre ambos ha surgido una sincera amistad y una estupenda compenetración. Este mismo 2005 se espera su último proyecto conjunto: La guerra de los mundos.

Su primer trabajo juntos fue Loca evasión (74), y su primer gran éxito, en el 75, Tiburón, que reportaría a Williams su segundo Oscar y supondría su reconocimiento a nivel mundial. Fue desde luego una obra clave en su discografía.

Tras Tiburón, se le sumarían otros importantes títulos tanto con Spielberg, como Encuentros en la tercera fase, saga Indiana Jones, El imperio del sol, Hook, IA, Minority report… Como sin él, como con Superman en el 78.

Ahora bien, si por algo es conocido John Williams sin duda es por la enorme repercusión que tuvo la saga de La guerra de las galaxias, cuya primera entrega data del 77 y que constituye un verdadero icono de la música de cine de todos los tiempos y un auténtico fenómeno social. Es la banda sonora más vendida de la historia, siendo además la primera que superó el millón de ventas en su primera edición. Es indudable que Star Wars no sería Star Wars sin su música, y así lo entendió George Lucas, que volvió a contar con él para las demás entregas. Un Lucas que por cierto contrató a Williams ante la entusiasta sugerencia de Spielberg.


Desde entonces han sido innumerables los títulos que han sabido conectar con crítica y público, desde Parque Jurásico hasta los scores de Harry Potter.
Todo ello avalado por un total de 5 Oscar y 38 nominaciones, 3 Globos de Oro y 17 finalistas, 7 Bafta, 17 Grammy… Entre otros muchos premios. De todos esos trabajos es de obligada mención La lista de Schindler (1993), con toda probabilidad la obra de su vida y una de las más emotivas partituras escritas para el celuloide. Consciente de haber dado lo máximo de sí mismo, anunció su retirada; algo de lo que afortunadamente se arrepintió más tarde para regresar a la composición dos años después con Nixon. Se dice que el proclamar su intención de retirarse favoreció la entrega del quinto Oscar a Williams y que, al no hacerlo, la Academia desde entonces le ha castigado nominándole todos los años pero sin volver apremiarle. La única excepción es el 2003, en el que no fue posible ya que no trabajó en ninguna bso. En cualquier caso, lo cierto es que “La lista” bien merecía aquel premio.

Y justo es decir que Williams no sólo ha destacado por su composición de bandas sonoras, sino que también ha llevado a cabo otros trabajos de calidad. Especialmente, ha escrito conciertos de música contemporánea para flauta, violín, trompeta y tuba. Si alguien desea descubrir esta faceta suya, personalmente le recomiendo su obra The five sacred trees (1995), grabado con la Orquesta Sinfónica de Londres. Otras piezas no cinematográficas muy reseñables son el Himno de la libertad (que conmemoraba el centenario de la estatua homónima) o el de la ciudad de Houston, además de sus excelentes fanfarrias para los Juegos Olímpicos de 1984, 88 y 96, y los de invierno del 89 y 2002. Claro que si tuviera que quedarme con un solo disco de Williams fuera de sus bso, ése sería sin duda su American Journey (2002): magistral.

Aún dentro del ámbito profesional pero fuera del de la composición, es reseñable su labor como director permanente de orquestas. Es especialmente singular su unión a lo largo de trece años a la Boston Pops Orchestra (1980 – 93), una de las más prestigiosas de los EE.UU. Se dice que su largo vínculo llevó a una extraordinaria compenetración musical entre director y músicos, y que con motivo de su separación, celebraron un concierto tan antológico que su grabación es objeto de estudio en algunas escuelas de música. Ha sido también director estable de las orquestas de Atlanta, Dallas, Pittsburg y Los Ángeles, a la que habría que añadir la dirección de la Skywalker Simphony Orchestra, excéntrico capricho de George Lucas. De forma esporádica ha dirigido muchas otras, siendo asidua su colaboración con la London Simphony Orchestra la más llamativa de ellas. Ni qué decir tiene que todo ello ha redundado en su prestigio.

Su contacto íntimo con la música clásica, unido a su ya de por sí formación clasicista, le lleva a que hoy día siga componiendo de manera más o menos tradicional, siendo reacio al uso de elementos electrónicos y samplers. No deja de ser llamativo teniendo en cuenta lo modernas que suenan algunas de sus partituras. Esto es posible gracias a su espectacular dominio de la orquesta y a su gran imaginación a la hora de combinar y sacar máximo partido a los instrumentos.

John Williams ha conseguido ganarse a pulso un puesto de privilegio en el mundo de la música de cine. Actualmente reside en Boston con Samantha, su segunda esposa, y tiene tres hijos, todos ellos engendrados con la primera, fallecida. Dos de ellos han seguido el camino de su padre. Sus aficiones son el golf y el tenis aunque, por supuesto, su gran pasión es la música, y gusta de reunirse con algunos amigos de vez en cuando para tocar. A sus 73 años de edad su talento sigue en su esplendor, y este mismo 2005 los aficionados esperamos con entusiasmo tres discos suyos, incluyendo cómo no, su Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith, que ha sido publicado hoy mismo.

~ Admeto (Cinépatas)

 



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